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Candela opina...

Recuerdo tener seis años y jugar a los coches, quejarme porque no me gustaba lo que mi madre me había preparado para comer, quejarme por cosas que ahora veo que son una tontería... Recuerdo mi infancia como la de un libro, exactamente como los libros que me leía mi madre antes de ir a dormir... Y ese beso, ese beso en la frente que me hacía sentirme la niña más protegida del mundo.

Cuando era más pequeña no sabía nada sobre los niños soldados, refugiados, maltratados y tampoco niños que habían sufrido bullying. Ahora sí sé quienes son y sé lo que han sufrido. Y, ¿sabéis una cosa? Lo único que tienen esos niños en común es que son niños y deberían haber tenido una infancia como la mía o al menos una infancia que recordar y sonreír.

Niños maltratados, no quiero ni pensar cómo se deben de sentir. Hay muchos tipos de maltrato, yo quiero hablar sobre los niños maltratados físicamente. No es solo dolor físico, es sentirse humillado, sentir rabia, impotencia al ver que no puedes hacer nada porque hay alguien más fuerte que tú que hace que te sientas más y más débil, que te creas inferior... Es vergonzoso que una persona tenga el valor y la poca vergüenza de quitarle la infancia a un niño con un solo gesto.

Los niños soldados que no solo son los que tienen un rol activo, es decir, los que cogen un arma y matan; también hay niños que se utilizan como espías, mensajeros o centinelas, o también los que se usan como escudos humanos o con fines de propaganda. Ninguno de ellos disfruta ni de la mitad de los derechos del niño.

Los niños refugiado, un tema tan común hoy en día. Familias enteras con niños que han tenido que huir de sus hogares porque no tenían más remedio. No tienen más opción que huir porque en su país está en guerra. No vienen aquí por gusto, porque ir a vivir a un país cuyoni el cuyo idioma ni conoces no es divertido, no es fácil.

A veces no nos paramos a pensar en las tonterías que decimos cuando somos críos: el no quiero esto, dame eso otro, o no me gusta tal... Es tan y tan egoísta por nuestra parte el quejarnos por cosas materiales y no darnos cuenta de que hay niños que ni siquiera tienen famiia u hogar, que no pueden acceder a derechos tan básicos como la sanidad o la educación.

A veces deberíamos de pararnos a pensar y reflexionar sobre lo que pasa a nuestro alrededor. 

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